Salpicaderos del futuro en el pasado

Salpicaderos del futuro en el pasado, o cómo algún visionario quiso revolucionar la industria del automóvil

El salpicadero del coche, también conocido como cuadro de instrumentos, es un elemento que, a pesar del paso del tiempo, ha tenido una evolución muy progresiva y gradual, ofreciendo a día de hoy algunos importantes avances con respecto a los inicios pero nada disruptivo… todavía.

Sin embargo, eso no significa que en el camino nadie haya intentado esa revolución. Los ha habido, pero los propios usuarios nos hemos encargado de desechar esos salpicaderos visionarios. Hoy os recordamos los 10 salpicaderos más disparatados de los 80, algunos de ellos seguro que os traen recuerdos de infancia, a mi me ha pasado que al ver alguno me he teletransportado al garaje de mis padres hace 30 años, cuando me asomaba por la ventanilla para mirar los botones del coche del vecino…

salpicadero digital citroen gsa2

Salpicaderos del futuro en los 80

La historia es que cuando la industria de la automoción empezó a desarrollarse en los años treinta y cuarenta del siglo XX, las marcas quisieron siempre adelantarse al futuro. Y la consecuencia, ya entonces, fueron coches a veces incomprendidos y en muchas ocasiones incomprensibles. Por dentro y por fuera.

La lista de modelos que dieron un paso más allá antes que nadie la encabeza el Buick Y-Job (1938), el primer concept car de la historia. La marca hizo algo que hasta entonces parecía impensable: fabricó un coche que no se vendería, tan solo era un prototipo para mostrar lo que eran capaces de hacer. Consiguió atraer la atención sobre su diseño y soluciones técnicas novedosas y abrió la puerta a la imaginación del resto de fabricantes.

Desde entonces, los prototipos se han convertido en la forma de probar soluciones sin miedo ni pudor, sin importar que después los modelos no llegaran a producción o que los coches resultantes no se parecieran demasiado al prototipo que los inspiró.

Los diseñadores, liberados de ataduras económicas y técnicas (costes, practicidad, materiales, tecnología…) pueden dar rienda suelta a su imaginación y crear auténticas obras maestras que maravillan (o espantan) a los aficionados y al propio sector. En este sentido, los años ochenta del siglo XX fueron un caldo de cultivo perfecto para modelos de diseño extravagante y sin complejos.

Os dejo algunos de los salpicaderos elegidos, juzgar vosotros si merecen el apelativo de visionarios o no 🙂

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